Lotería será presidido de manera "provisoria" por el Jefe de Gabinete bonaerense hasta que se designen nuevas autoridades.
LA PLATA (Corresponsalía).- A días de los sorteos más importantes del azar bonaerense, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, resolvió la acefalía que en el Instituto Provincial de Lotería y Casinos produjo la renuncia el 10 de diciembre de su último titular, Matías Lanusse, nombrando en el cargo al Jefe de Gabinete, Carlos Bianco.
La designación, publicada en el Boletín Oficial a través del decreto N° 28/19, indica que: “atento la vacancia producida en el cargo de Presidente y a fin de continuar el normal desenvolvimiento del despacho del mencionado Instituto, se torna procedente encomendar su atención al Ministro Secretario en el Departamento de Jefatura de Gabinete de Ministros, Carlos Alberto Bianco”, para lo cual decreta su nombramiento.
Fuentes allegadas al gobernador indicaron a LA CAPITAL que “se trata de una medida provisoria que busca no complicar más administrativamente el normal funcionamiento del organismo y que permanecerá vigente hasta tanto se nombren nuevas autoridades“.
Si bien la decisión del mandatario puede resultar antipática y hasta poco meditada, lo cierto es que es todo lo contrario, ya que pensará muy bien a quién dejar en el cargo y hasta que esto suceda tendrá al frente del organismo a alguien de su confianza como Bianco -dueño del “Kicimovil”- el Renault Clio con el que el gobernador recorrió la provincia durante la campaña que lo llevó al sillón de Dardo Rocha.
Una de las cuestiones que se le criticó a Lanusse fue el no saber delegar, poniendo al frente del Hipódromo de La Plata a José Malbrán, apuntado por periodistas especializados en turf como Diego Mitagstein como otro “funcionario estatal que deja su marca negativa en el bosque”.
De esta forma, el gobernador buscará meditar la designación del nuevo presidente de Lotería, para no cometer los mismos errores de quienes lo precedieron. Porque sería injusto achacarle la responsabilidad solo a María Eugenia Vidal, ya que salvo alguna excepción, es un organismo en donde el orden y la claridad nunca fueron materia corriente.